Vuelve, vuelve tarde pero vuelve, vuelve a mí si te pierdes.

domingo, 16 de agosto de 2015

Jodidamente radiante porque a estar solo te acostumbras.

A estar solo te acostumbras, le coges el truco y terminas por no querer salir de ahí, haces lo que quieres, cuando quieres, como quieres, con quien quieres... infinidad de 'quieres' te rodean y es cómodo, fácil.
Es cierto que algún que otro día empiezas a preocuparte y a pensar que morirás solo o envejecerás rodeada de 27 gatos, pero no te importa porque sabes que mañana será otro día y que esos pensamientos innecesarios saldrán de tu cabeza como han salido todas las personas que te han importado poco o nada a lo largo de estos 7 años. El tiempo pasa y lo que no tienes no te interesa poderlo tener, te conformas con un rato y con otro rato y con todos los ratos que haga falta porque te la sudan ellos y te van a seguir dando igual cuando ese ellos ya sean otros.
Dices que estás bien y es verdad, hacía tiempo que no estabas tan bien, de hecho, nunca has estado mejor porque esa es la situación que mantienes continuamente en tu vida. Crees no necesitar nada más y no lo necesitas, porque es cierto eso de que hasta que no lo probamos o no lo tenemos (o no lo perdemos) no sabemos la falta que nos hacía.
En verano fiesta, playa, fiesta. En invierno uni, fiesta, cama. No pides más, porque a estar solo te acostumbras. Tus amigas salen con sus novios, tus amigos con sus novias, cine, cena para dos, cafelito para cuatro y pa' casa, mientras tu sujetas velas, aprendes a tocar el violín y cuando por fin le pillas el truquito se dejan. O los dejas tú, porque estás harto de ver pasteleo a todas horas, llamas a la guapa de turno o al pivon que conociste anoche saliendo del baño y cena-cine-yloquesigue. Ya estás mejor, ves que cuando quieres puedes, pero ¿quieres? No. Porque a estar solo te acostumbras.
Y entonces llega el día, llega el tío, llega lo que no buscabas, lo que aparentemente no querías, para lo que seguro que no era el momento porque tras un cena-cine-yloquesigue llega la mañana siguiente y te habla, piensas que total por una vez más no pasa nada y te marcas una de playa, tooooodo el día tostándoos al sol que os han salido coloretes naturales. Pues cuando te quieres dar cuenta estás hasta las trancas pasando 12 horas con él y las otras 12 pensando en él. ¿Ahora qué? Lo mejor sería que pasara de ti, porque a estar sola te acostumbras, pero resulta que tú también le gustas y aunque no sea ni el momento, ni el lugar, ni lo que tú querías porque estabas cogiéndole el truco a estar sola, ya no sabes como hacerlo, como volver a la rutina de no quedar más de tres veces y de no querer dar los buenos días. Estás jodida. Jodidamente enamorada. Jodida, radiante, enamorada y ligando más que nunca porque los tíos o de cero en cero o de cinco en cinco, eso lo sabemos todas.
La cuestión es decidir si estás más jodida o más enamorada, porque las dos cosas se complementan jodidamente mal. Voilà.

*Cualquier relación con la vida real es pura casualidad. 

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