Vuelve, vuelve tarde pero vuelve, vuelve a mí si te pierdes.

domingo, 21 de junio de 2015

¿Insistimos en empeñarnos en los tíos que no nos convienen?

Yo tengo un amigo, un chico bastante agradable con algo de carácter pero más bien educado y sencillo. Mi amigo tiene un coche corriente, ropa corriente, un trabajo corriente y una cuenta corriente de lo más habitual para un chico que acaba de empezar a surcar por las olas de la vida. Mi amigo lleva años, buscando a esa chica, la chica que le acompañará en la travesía de su vida, años y años siendo amable, cortés y algo bromista lo cual no parece estar dando muchos resultados porque ninguna chica ha decidido fijarse en él como algo más que un simple colega. Además, hace unos años mi amigo tuvo una novia, lo cierto es que a la chica no le faltaba de nada o bueno sí, le faltó un poco de verguenza, porque a la primera de cambio intentó jugársela a mi amigo y, de hecho, lo consiguió. Podría decir que no fueron los mejores años de su vida pero no hay mal que por bien no venga. Mi amigo no ha cesado en su búsqueda, tan sólo que ahora procura no rodearse de malas companías, porque, claro está y él lo tiene más que comprobado, que es mejor estar solo que mal acompañado.
Hasta este preciso instante jamás he logrado entender por qué le ha ido tan mal a mi amigo y resulta que, aunque haya dos tipos de hombres (a lo cual volveremos en unas líneas), tan sólo hay un tipo de mujeres (al parecer).
Pues bien, resulta que siempre nos han educado en busca del príncipe azul para comer perdices y bla bla bla, pero ¿es realmente un príncipe azul lo que buscamos? Puede que el príncipe sea la mejor solución, un chico educado y amable que esté ahí para solucionar todos nuestros males y despertarnos de nuestro letargo mágico con un beso o un buenos días con café en la mano, un chico que se queda a dormir, que se queda a hablar, un chico que todas creemos que queremos hasta que encontramos.
A mi parecer, por defecto, las mujeres al final siempre elegimos mal, o al menos las mujeres como yo, supongo que algunas mujeres se terminan cansando y aceptan una vida tranquila con el príncipe azul del siglo XXI. Pero los hombres, lo de los hombres es un poco más complicado porque creo que hay dos tipos de hombres:
En primer lugar, están los hombres como mi amigo, los hombres "calmados", son esos hombres que solemos ver como ideales de lejos, son el prototipo de tío ideal para casarse y tener hijos pero no los concebimos como ese verdadero amor loco por el que cruzaríamos el estrecho a nado, y mira que algunos son interesantes y hasta nos parecen atractivos pero resulta que les falta ese toque de hacernos la puta vida imposible para que nos gusten.
Y luego, están los hombres como los que elegimos (al menos al principio de nuestra vida amorosa), los "malotes", son hombres que no saben lo que quieren, o que lo quieren todo (y todas sabemos que teta y sopa no caben en la boca). Son el tipo de tío que nos vuelve locas y que, sabemos, que por mucho desorden que traigan a nuestra vida, siempre serán los primeros, siempre tendrán un sí por respuesta al final de la tormenta. Son esos que no se quedan a dormir, que no traen cafés, que no dejan claro ni lo que quieren ni a quien y que, por supuesto, juegan con los sentimientos como quien no quiere la cosa. Son esos hombres que nos dejan con la palabra en la boca, que nos cuentan siempre la mitad de la historia, son los hombres que, con solo mirarnos, nos ponen el corazón (y lo que no es el corazón) a cien. Algunos consiguen hacer lo que quieren con nosotras, y esos son los verdaderos, porque los otros son hombres calmados con un pasado inquieto que los ha vuelto gilipollas. El caso es que este tipo de hombre siempre tiene lo que buscas, pero solo lo muestra cuando ve que te alejas, son los hombres inquietos y, normalmente, inteligentes; por eso mismo son los que más daño hacen porque saben como hacerlo bien. Por sus manos pasarán miles de mujeres que soñarán domarlos y quedárselos para siempre, pero ese tipo de hombre no se deja domar, es él mismo quien toma la decisión de salir del combate. Mentira. La realidad es que un día cualquiera, sin saber cómo ni por qué, llegará una mujer, una mujer que pisa el suelo de forma firme, y volverá patas arriba su mundo y entonces sabrán que es ella la que, esta vez, manda aquí.
Al final, puede que todas soñemos con ser esa mujer o puede que sólo tengamos que encontrar un príncipe azul moderno a medida. Quién sabe.

*Este post no tiene intención de herir sentimientos y cualquier relación con la vida real es pura casualidad.

jueves, 11 de junio de 2015

Victim of myself.

Cuando imaginas, lo haces siempre hacia arriba, ascendiendo, subiendo escaleras, llegando a picos de montañas, en un ascensor de camino al cielo, surcando los mares en barcos de vértigo. Cuando imaginas, lo haces pensando en las personas que quieres, en las que aprecias, en las que crees que hacen tu vida mejor. Cuando imaginas, te imaginas feliz, con éxito, cochazos, casas impresionantes e incluso con tu propio avión privado o un yate, ¿por qué no? Cuando imaginas, no piensas nunca en que algo con lo que te vas a encontrar en tu camino hacia la vida perfecta puede fallar. No piensas en las desgracias, en los accidentes, en la mala suerte, en los atascos, ni en las huelgas, ni en la gente muriendo de hambre. Nunca crees que pueda pasar nada malo, no piensas en que alguien podría hacerte daño, no piensas en que, a veces, las personas resultan no ser como te las habías imaginado, porque una cosa son las expectativas y otra cosa es la vida real. 
No piensas en los tropiezos y por eso mismo nunca te acuerdas de ellos así que vuelves a cometer los mismos fallos una y otra vez, una y otra vez... aunque puede que no sea eso, puede que te guste recrearte en el sufrimiento, en el deseo de hacer mejor algo que no puede evolucionar porque la evolución siempre significa cambio y hay cosas que no cambian nunca. Puede que te creas heroína del destino y que pienses que puedes solucionar los problemas morales o sentimentales de cualquier alma rota que se cruce en tu camino pero, aun dejándote todas tus energías en ello, no podrás hacerlo, porque hay cosas que son como tienen que ser, pero aun así, tu te empeñas en volver a intentar solucionar vidas ajenas porque realmente no tienes ni idea de qué hacer con la tuya, aunque hubiera sido "tan fácil" como escuchar tus propias palabras. Pero puede que sea eso lo que te hiere, no el amor o el desamor, sino el hecho de querer estar siempre en contacto con el dolor, la necesidad de sufrir para sentirte viva, para salir de un vacío que solo está en tu cabeza, la necesidad inequívoca de sentirte salvadora, de convencer a alguien, que un día dejó de creer, que aun hay gente buena que cree y quiere ayudar, pero tal vez no iba por mal camino. 
Entonces, te vas dejando de lado, cambias todo tu ser por ese dolor de la otra persona, que se queda como nueva, porque ha chupado toda tu ilusión de vivir y de cumplir sus sueños, pero a ti ya no te queda nada, has perdido toda tu energía y también la has perdido a ella. Vuelves a buscar a quien salvar, vuelves a ese círculo vicioso del cual no puede salvarte nadie salvo tú, nadie puede hacerte ver que la verdadera dimensión del amor se encuentra en el bilateralismo, el amor recíproco es el amor verdadero, cualquier otra dimensión no es amor como tal, habría que llamarlo de forma diferente. Sería como si llamáramos cuchillo a todo aquello que corta, y no es así, pero no hay que olvidar que, a veces, lo que más corta es lo que menos duele y puede que sea ahí donde está esa zona, esa zona en la que, por mucho que sufras, estás en tu hábitat natural y, por ello, no quieres salir de ahí. 

lunes, 8 de junio de 2015

¿Sólo una?

Hay algo mucho más triste y doloroso que la pérdida, y es no haberlo tenido nunca, no haber tenido ese instante de fe que te hizo creer que todo era posible, no haber tenido ese amor loco y descontrolado que, aunque doloroso, necesario para seguir adelante. Es mucho peor no haber tenido nunca un fallo, porque ayy madre mía cuando lo cometas... es peor no haber tenido nunca la certeza de ser plenamente feliz que haberlo sido y ahora ser un total fracaso. Es peor sentirse solo porque has cerrado puertas y ventanas, que hacerlo porque al final todos a los que les has entregado tu corazón lo han hecho pedazos.
Yo, como todos creo, solía pensar que ya había tenido suficiente, que no quería más sobresaltos ni vivencias extrañas, que no quería mas besos ni quería mas caricias, ni mas amigos, ni mas mascotas de las que encariñarme. Pensaba que ya había vivido tantas cosas que no necesitaba en mi vida más que una rutina tranquila y algo de calma con cada café de la mañana para volver a hacer lo que ya había hecho durante años, lo que tenía por seguro. Pero un día me desperté y me di cuenta de que la vida no era eso, la vida no es dejar de caminar para no perderse, la vida no es dejar de hablar para no equivocarse, la vida no es dejar de hacer para no arrepentirse, la vida no es dejar de querer, de soñar, de amar... por miedo a salir herido.

Todo ese supuesto fracaso que cometemos al hacer las cosas "mal" no es lo peor, porque lo peor es sobrevivir y no estar viviendo.


viernes, 5 de junio de 2015

Créeme esta vez y verás.

Dices cosas que a penas recuerdo, cosas que nos han pasado y que nos han contado muchas veces, dices cosas que nos unen, cosas que nos separan y cosas que hemos descubierto a la vez. Dices cosas que afirmas no haber querido decir ni yo escuchar. Dices que no querías perderme pero hiciste todo por conseguirlo, dices que siempre me has querido pero que es difícil, que no sabes si siempre me querrás. Dices que haces mucho daño y que  a mí no quieres hacérmelo, pero ¿qué puede haber peor que vivir sin ti? Tu me faltas como cuando busco un suspiro en el vacío, necesito de ti. Siempre quise irme contigo, siempre quise no dejar de pensar en ti, mantuve la esperanza, pensé que sería posible, que algún día nuestros caminos volverían a unirse, porque lo que está para ti esta para ti, pero no es así. No hay nada que pueda hacerte cambiar de opinión ni nada que me haga seguir pensando en luchar por un amor muerto, una flor marchita, un mar en calma, una tormenta sin agua... 

miércoles, 3 de junio de 2015

"Hace mucho tiempo, un emperador se entero de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa que tenia la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mando traer ante su presencia.
Cuando la bruja llegó, el emperador le ordeno que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que seria su esposa; la bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevo hasta un mercado en donde una pobre campesina con una bebe en los brazos ofrecía sus productos.
Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invito a ponerse de pie e hizo que el joven emperador se acercara y le dijo : “Aquí termina tu hilo” , pero al escuchar esto , el emperador enfureció creyendo que era una burla de la bruja , empujo a la campesina que aun llevaba a su pequeña bebe en los brazos y la hizo caer haciendo que la bebe se hiciera una gran herida en la frente , ordeno a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.
Muchos años después, llego el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda y el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entro al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente.
Al levantarle el velo vio por primera vez que este hermoso rostro...tenía una cicatriz muy peculiar en la frente. Una cicatriz que él mismo había provocado al no ver al destino que había pasado frente a él y también nos muestra como los amores destinados son eso, no podemos escapar de la persona que nació para amarnos."

-Leyendas japonesas que te roban el corazón.