Vuelve, vuelve tarde pero vuelve, vuelve a mí si te pierdes.

viernes, 19 de junio de 2020

Cómo comenzó todo. La cuarentena del siglo XXI.

Hoy es 17 de marzo de 2020, desde el sábado pasado tengo la suerte de poder estar en casa y a pesar de tener que salir en algún momento para recoger la tienda en la que trabajo, que cierra para siempre, o para comprar algo de comida el resto del tiempo puedo estar confinada en mi piso de 50m2. No me preocupa tanto el confinamiento como el alcance del virus que es un poco raro, no afecta a todo el mundo igual, no todos tienen síntomas y para otros es letal. Tampoco es que sea una experta en el tema, pero en el que sí soy experta es en cómo me afecta esto a mi. 

Todas las mañanas me despierto sin saber quién soy ni dónde estoy, ese es el mejor momento del día, hasta que me doy cuenta de todo lo que ha estado pasando estos días, después empieza una lucha mental entre entretenerme con algo o estar en bucle con el virus hasta que me dan ganas de llorar y me entra una especie de angustia de la que es muy difícil librarse. Las mañanas son más o menos llevaderas, siempre hay algo que hacer y aún conservo algo de ánimo por haberme despertado de buen humor: me pongo a hacer las tareas del instituto, a recoger la casa, tender la ropa, un ratito de cosquillitas con mi Juan (algo bueno tenía que tener pasar la cuarentena en pareja, aunque a ver lo que dura lo “bueno” jajaja), en fin, entre una cosa y otra es la hora de comer y nos ponemos a cocinar uno de los dos. La verdad es que comida hay y nos aseguran que seguirá habiendo, aunque la gente ha entrado en pánico y ha empezado a comprar papel higiénico como locos, el Estado nos asegura que no va a faltar abastecimiento, iremos viendo como va la cosa. De todas maneras tenemos algo de carne congelada, algo de verdura y algo de pan, no mucho, pero para ir tirando y salir lo menos posible.

domingo, 28 de agosto de 2016

De qué tenemos miedo. Una duda en cuatro palabras.

De qué tenemos miedo. Una duda en cuatro palabras, muy parecida a: voy a quererte siempre. A veces son preguntas sin respuesta, pero sin ser retóricas, y, a veces, son simples afirmaciones que necesitamos superar para poder seguir adelante.
Cuántas veces te has preguntado si de nuevo te estás equivocando y cuántas más has seguido adelante, si de verdad estuvieras dudando, no lo harías. Siempre buscamos lo conocido, un sustituto al mejor amigo, un novio con el que hacer las mismas cosas, una casa donde entre la misma luz por la mañana, una costumbre. Nos acostumbramos a hacer las cosas de ciertas maneras y empezamos a pensar que son esas las maneras en las que queremos hacerlas. Somos esclavos de lo que decimos, pero incluso lo somos mas de lo que hacemos. El cuerpo te pide un café antes de abrir el segundo ojo y la alarma suena todos los días a la misma hora. ¿Rutina positiva? Sigamos engañándonos. ¿Por qué quitarnos la venda si somos tan felices? ¿O no lo somos?
Levántate y pregúntate si estas pisando el suelo que te gustaría pisar, si ese uniforme que llevas a diario es con lo que te gustaría morir cuando un día mueras, pregúntate si la persona con la que te despiertas, o desayunas o ves una película, es la persona con la que te gustaría hacerlo el resto de su vida o no, y dile la verdad, sincérate con quien tienes delante y contigo mismo. Cuando consigas hacer eso decide si quieres seguir viviendo cómoda o no tan cómodamente en la vida que tienes ahora, con las personas que te rodean, con tus vecinos, con lo que encuentras cada noche si miras por la ventana y si no es así abre la puerta y vete. Levanta el culo a las 6:00am si hace falta y vuelve a acostarlo a las 23:00pm sabiendo que has hecho todo lo posible por levantarte feliz y hacer lo que te gusta, con quien te gusta, como te gusta. Deberás de asumir que estás cansado, cada día más cansado, pero feliz. Cuando uno está feliz y contento con lo que hace el cuerpo lo sabe, los demás son más felices e incluso la comida sale más rica.
Pero no olvides lo más importante, cada día es una nueva ocasión para ser feliz, cada minuto lo es, y si desperdicias el regalo que te hace todos los días el sol al salir, no estás viviendo, estás sobreviviendo, y eso... eso no hace sonreír a nadie más. ¿Hay, a caso, algo más bonito que ver sonreír a quien más quieres por verte sonriendo?
Si lo hay... que baje Dios y me lo diga.

jueves, 21 de abril de 2016

Hasta aquí llegó.

Un día te juras y prejuras que no volverás, nunca más, a intentar arreglar causas perdidas, causas dañadas, causas que no tienen solución.

Querido ex amor:

Aún te amo, ya sé que lo sabes porque te lo he dicho un número infinito de veces, pero lo nuevo no es que te ame, lo nuevo es que ya no quiero estar contigo.
Cuando el amor comienza parece que no va a gastarse jamás, no es contable, no tiene cantidad, es amor amor amor tres veces amor, mil veces amor, todo el rato, a todas horas, todo lo demás no importa. Entendería tener que saltar al fuego por ti y no me importaría parar el viento y el momento, si tú me miras yo contesto porque sé en lo que estás pensado, a qué estás esperando, por eso mismo me encuentro tan cerquita de ti.
Lo difícil y mejor del amor es que no espera nada a cambio, pero si no recibe al final se va gastando, la ilusión es muy frágil, es como un beso de porcelana, como una muñeca de cristal y mientras vas jugando y probando estás siempre a riesgo de no poder jugar más.
Cuando perdemos la ilusión no dejamos de amar, no podemos dejar de hacerlo, uno no elige de quien se enamora, enamorarse no es la elección de pasar contigo el resto de mi vida, de casarme y tener hijos, no es elegirte a ti, el amor es espontáneo, independiente, entra sin llamar a la puerta, no pregunta si uno está preparado o no lo está en absoluto.
Querido ex amor, o cariño, te sigo amando, siempre te voy a seguir queriendo, nunca voy a olvidar los buenos momentos, pero ya no voy a estar cuando te caigas al suelo, ya no voy a ir detrás recogiendo los trozos de cerebro que perdiste por ahí, no voy a contestar a todas las llamadas ni voy a esperar un momento más para responder aunque haya visto tu mensaje al momento, porque simplemente no voy a contestar.
No hay nada que merezca más la pena que el amor, que estar enamorado, pero no hay nada más frustrante que una persona que se aprovecha del amor del otro, que aprovecha la sinceridad, lo vulnerable que te vuelves cuando amas, que aprovecha tu condición, no para amarte, no para sentirse amado, no para disfrutarlo, sino porque es cómodo tener a alguien que esté pendiente de ti aunque tú nunca lo estés. El amor no espera nada a cambio pero el cambio sale solo, si no sale, a otra cosa mariposa.
Así que solo te escribo para decirte que el día que una persona total y locamente enamorada dice "hasta aquí llegó" es para siempre; y nunca más, por muchos sacrificios que ahora hagas, va a volver a ser lo mismo, porque la ilusión perdida es imposible de recuperar, al igual que el tiempo que si antes hacía que fuera más lento por ti, ahora que pase rápido para no pensar.

domingo, 17 de abril de 2016

Después de cada tormenta siempre, siempre, llega la calma.

Un día me levanté pensando que pasara lo que pasara siempre habría algo que me haría seguir caminando, por muy pequeña que fuera la chispa de la ilusión, por muy pocas posibilidades que hubiera, por muy pocas ganas; sabía que con un sencillo paso todo se arregla pero ahora creo que es el paso más difícil del mundo, es el paso que todo lo abre y todo lo cierra, el paso que da comienzo o que hace que todo termine.
Hoy doy un paso más, porque el sol no deja de salir.


Paso por las calles que nos vieron querernos más que lo que ha visto cualquier salón de bodas, paso y pienso en ti y en mi, pienso en cómo hemos llegado hasta aquí, a estar donde estamos, a querer lo que queremos o a no saber si es mejor querer o no querer. Cuando no tienes nada, no tienes nada que perder. 
Paso por las mismas calles que me vieron llorar cada vez que te ibas, cada vez que me iba yo, cada vez que algo de lo que habíamos planeado salía mal, es imposible saber lo que va a pasar. 
Las mismas calles que me vieron reír a pesar de todo el daño que me causabas a veces, por contarme cuentos que no quería escuchar, por hacerme ver fantasmas donde nunca los ha habido ni habrá, por hacerme sentir que no importaba nada de lo que pasara, nada de lo que hicieras porque estaba tan loca por ti que hubiera dejado que me clavaran clavos por todo el cuerpo por tal de verte feliz. Y qué mas da si nadie lo entiende. 
Paso, y estoy de paseo, no de paso, porque ya no cabe duda, está tan claro como que cada río desemboca en el mar tarde o temprano, y no espero ningún mensaje a las seis de la mañana, no espero una foto enmarcada, no espero más risas ni una sonrisa, no espero nada porque el que no espera no pierde y el que no quiere no sufre, pero tampoco vive. Pero qué hacer, vivir esperando un atardecer que no llega o cruzar la vida de noche, con la oscuridad. 

Porque quizá las flores no florezcan esta primavera, pero eso no puede impedir que no vuelva a salir el sol.

Con el que parece un último beso puede que todo acabe, o que vuelva a empezar. 

domingo, 14 de febrero de 2016

Obsoleto queda.

Si acaso fluye el ritmo del suspiro en el interior del cielo, de mi cielo propio, independiente. Fluyen las hojas que van cayendo de los árboles porque ya es otoño y que no se te olvide llevarme contigo en la maleta o en la cabeza, mi amor. Si diera largos paseos por tu cabeza, en tu mirada la mía. Si saliera a juego de tu sonrisa y tú de la mía. Si en vez de ponerme ropa me pusiera contenta, si en vez de llevarte arrastras te llevara con ganas. Si fuera verano en pleno enero por tu piel. Si estuviera siempre presente, en cada decisión que tomas, en cada caña que bebes, en el reflejo de la luna en el charco que estás pisando. Si fuera la llave y la clave que todo lo abre, que todo lo cierra, que destruye los monstruos, que los ahuyenta, si fuera la brisa, sin prisa, que pasa por tu cascada de dudas. Si fuera aquello que no esperabas y que sin esperarlo comprendes que es lo que estabas buscando. Si quisiera ser algo más, mucho más que menos, si quisiera robarte un beso antes del último porque siempre sienta como el primero y que nunca acabara la lucha entre tú y el tiempo. Si fuera aquello que te salva y que te tranquiliza, si fuera un desahogo para el alma, que llena y que vacía al mismo tiempo. Si fuera la verdad más cierta y más verdadera, si fuera una mentira camuflada para acabar en sorpresa. Si fuera una estación en la que siempre te encuentro esperando, sonriendo, riendo, caminando con gracias, despreocupado. Si fuera una canción, o todas las que escuchas, si fuera cada frase que lees, cada fecha que encuentras en el calendario. Si fuera como el aire para colarme entre las rendijas de tus puertas. Si fuera el reflejo de un espejo, de un cristal, de cualquier escaparate. Si fuera el principio y el final de un poema de tí y de mí que nunca se llega a terminar.
Pero me lo gano con mi inteligencia, no con mi amor, no con amor.