Vuelve, vuelve tarde pero vuelve, vuelve a mí si te pierdes.

martes, 7 de julio de 2015

A la mierda con los trenes que te comen la cabeza.

Te montas en un tren y el resto del mundo desaparece, podrías pasarte el resto de tu vida de travesía de un sitio a otro y te das cuenta de que jamás llegarías a sentirte totalmente solo, porque en el fondo es como eres, solitario, pudiendo compartir un momento, 17 horas, pero no toda una vida, aún no. Entonces te das cuenta de que este era el tren que llevas toda la vida buscando, el tren que no lleva a ninguna parte y aun sabiendo que en algún momento tendrás que hacer una parada para recopilar, este es tu momento, el momento en el que sabes que no hay nada que pueda ponerse en tu camino, no hay nada que pueda hacerte pensar que tienes miedo, ningún amor de invierno podrá quitarte la tranquilidad de poder coger un tren y desaparecer, y hacerte invisible; no ser de nadie, solo del viento. Tan tuya que cualquier día podrás olvidarte de si realmente algún día habrá alguien más porque lo único que te preocupa ahora es volar libre sin cuerdas, sin ataduras, sin pretextos, sin todas esas cosas que unen tanto pero al final separan. Sin peleas nocturnas, sin duchas frías, sin sueños rotos, sin caminos separados, sin preguntas y respuestas, sin investigaciones absurdas. Solo tú. No hay nada que pueda detenerte porque ahora sabes que hagas lo que hagas lo estas haciendo por ti, pensando en ti y siendo tan egoísta incluso admites que no te importa nada más en absoluto porque así es como eres feliz. Dueña de tu vida, dueña de tu suerte, dueña de todo aquello que te rodea porque quieres que lo haga. Tú eliges donde duermes y con quién, si paras a comer o prefieres desayunar a la hora de la cena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario