Vuelve, vuelve tarde pero vuelve, vuelve a mí si te pierdes.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Estás buscando la única forma de no ser tú mismo.



La soledad es un lugar maravilloso por el que puedo pasear horas, días, incluso semanas... es un sitio confortable, con calefacción, donde se está muy agustito. Es muy cómodo, porque es, como quieres que sea. Tal y como está estructurada la Idea en tu cabeza, tal cual lo piensas, así se presenta. También es silenciosa, la soledad no molesta, no chirría, no discute, no comenta... no dice nada, no habla. No es alguien, es nada, es vacío. Un vacío lleno de tí, de tus muchos tú. De tus manías, de tus recuerdos, de tus sensaciones más intrépidas, de tus miedo e, incluso, de tus alegrías. Es la dueña de tí y de todo tu ser al desnudo, al completo, bailando al ritmo de su melodía punzante que no deja de poner los pelos de punta, porque es única, solo tú la entiendes porque tan solo tú la escuchas. Está en ti, en tu ser, en tu cerebro, en tus sentidos...
Además, es consuelo, siempre te entiende y te ayuda, es la única que comprende tus razones, no necesitas enfrentarte al mundo por ella, porque es tuya y siempre lo será, de nadie más. Ni el ser más inteligente del mundo puede entrar en tu soledad, solo te pertenece a tí. Aunque pueden robártela y no hay nada más duro que no tener ese instante tuyo propio, donde sofocas el llanto y sueltas un suspiro de tranquilidad. Donde nadie te ve, ni te oye.
Aunque la soledad es uno de los lugares más maravillosos del mundo, uno no puede quedarse en ella, porque la vida ni se acaba ni se empieza ahí. A pesar de lo que digan, nacemos rodeados de gente, morimos rodeados de ella y vivimos rodeados también. Te guste o no.

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