Vuelve, vuelve tarde pero vuelve, vuelve a mí si te pierdes.

viernes, 3 de mayo de 2013

Siempre me he preguntado por qué los sentimientos más fuertes salen a la luz de noche si es precisamente cuando menos luz hay. Pero es así, a la luz de la luna, o de una pequeña lámpara o bajo los focos parpadeantes de una discoteca, nos sinceramos, a veces con nosotros mismos y otras veces con los demás o con algún "demás" en concreto. Es complicado controlar los impulsos nocturnos: los llantos, las risas, las bromas.
Seguiría tu camino si me lo permitieras, en la noche oscura, en la madrugada... Tal vez el crepúsculo sea el mejor momento, porque el amanecer todo lo quita, lo arrebata, destruye la magia y los deseos, incluso la noche... Esa noche que tanto me gusta para tropezar sin sentirme culpable, esa misma noche que me acoge entre sus dulces sábanas cuando prefiero dormir. La misma noche que me saca a lucir piernas con tacones de vértigo, la misma que me hace errar y ser feliz con ello, esa noche que no quiero que acabe. Justo esa.
Ese pequeño instante de fe que me mantiene viva.

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