Crees que conoces a alguien y cuando algo con lo que contabais cambia, te das cuenta de como es realmente.
La carretera estaba vacía, la niebla era todo lo que podía ver desde mi ventana. El autobús no había parado en todo el viaje porque hacía tanto frío que probablemente tan solo con salir de él ya nos hubiéramos congelado todos, incluidos nuestros mocos y nuestras lágrimas. Estoy segura de que hubiera sido el viaje más largo de mi vida, pero entonces hubo algo que no dejaba de entrar y salir de mi mente, como una proyección de algo que ya había vivido en momentos anteriores, como esas ideas de las que no consigues librarte por mucho que lo intentes y por muchas otras actividades que hagas. Esa idea eras tú.
Pero cómo iba a saber yo que ya te había conocido y cómo iba a pensar que tu y yo... si tu... es increíble. Y qué otra cosa podría hacer, bajé del autobús a riesgo de morir congelada y me monté en tu coche. Te conocía desde siempre, no podría pasarme nada a tu lado, además te echaba de menos, por muy malo que podría parecer tenía que volver a darte la oportunidad que tantas veces hubiera deseado que me hubieras pedido... y estabas ahí, para salvarme de la peor elección que hubiera realizado jamás.
Pero entonces simplemente paraste el motor y tus ojos se volvieron más fríos incluso que el propio invierno, más grises que la niebla, todo tipo de sentimiento había desaparecido y las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas. Creí conocerte, creí estar en lo cierto cuando decía que algún día volverías...
Ahora que he despertado en esta habitación tan oscura y no distingo si es la mía propia, por esa milésima de segundo que pasa entre que abres los ojos y aún los tienes cerrados pero tu mente ya está despierta, había pensado que era cierto aquello que había soñado, tus caricias eran mucho más reales que los recuerdos tibios que conservo de ti. Pero creo que estaba soñando, tal vez lo esté haciendo ahora... vaya tortura la mía dormir mientras sueño, soñar mientras vivo porque no hay nada en esta vida que valga más que un sueño cumplido.
Vuelve, vuelve tarde pero vuelve, vuelve a mí si te pierdes.
martes, 11 de marzo de 2014
lunes, 17 de febrero de 2014
¿Qué sería de mi vida si fuera a tu lado? (IV)
Vaya cosa. Nos pusimos los zapatos como quien no quiere la cosa, y empezamos a reír. Me resulta tan raro tenerte aquí conmigo, la distancia siempre nos había mantenido separados. La cena estaba rica, tal vez un poco grasienta para mi últimamente, tan refinado estómago. Siempre hemos tenido gustos diferentes pero este restaurante nos agrada a los dos. Cuando venía aquí, recordaba tus sorbos al agua fría. Y, ¿recuerdas cuando te cantaron cumpleaños feliz? Yo aún no he logrado olvidarlo.
Las calles están más bien vacías para lo que suele ser este lugar en verano. Está todo nevado, será por eso, pero yo no tengo frío, nunca tengo frío a tu lado...
Realmente me impresiona tu capacidad de olvidar todo lo sucedido, comprendo que yo, tan enamorada, no me diera cuenta de todo aquello que realmente me estabas causando... pero ¿tú? Tú sabías perfectamente que todo lo que hacías era para hacerme más y más daño. ¿O me querías? Siempre queda esa esperanza, ese instante de fe que me dice, que cada vez que volvías, cada vez que me hablabas, era porque realmente me echabas un poco de menos.
Las calles están más bien vacías para lo que suele ser este lugar en verano. Está todo nevado, será por eso, pero yo no tengo frío, nunca tengo frío a tu lado...
Realmente me impresiona tu capacidad de olvidar todo lo sucedido, comprendo que yo, tan enamorada, no me diera cuenta de todo aquello que realmente me estabas causando... pero ¿tú? Tú sabías perfectamente que todo lo que hacías era para hacerme más y más daño. ¿O me querías? Siempre queda esa esperanza, ese instante de fe que me dice, que cada vez que volvías, cada vez que me hablabas, era porque realmente me echabas un poco de menos.
domingo, 16 de febrero de 2014
¿Qué sería de mi vida si fuera a tu lado? (III)
Me miras y te miro. Te intentas marchar pero no te dejo. Pero tampoco hablo. Tan poquito sueño ya contigo. Aún así me perteneces en estos instantes de fe que, a veces, vuelven a mi cabeza.
No cabíamos demasiado bien en ese portal, había poco espacio... pero es una historia que merece ser contada. No sabría decir si estabas ahí por voluntad propia o porque ya te acabé dando mucha pena... pero allí estabas tú, y estaba yo. Fuera llovía, de hecho teníamos el pelo empapado y las manos congeladas. Había unos cinco centímetros entre tu boca y la mía, entre tu nariz y mi nariz, entre tu cuerpo y mi cuerpo, pero fueron los cinco centímetros más largos de mi vida. Y no pasó nada, absolutamente nada. Aseguramos que sería el fin... en cambio esto nunca acaba. Me dijiste que habías aprendido tanto conmigo, y yo no aprendí nada.
Y así.
No cabíamos demasiado bien en ese portal, había poco espacio... pero es una historia que merece ser contada. No sabría decir si estabas ahí por voluntad propia o porque ya te acabé dando mucha pena... pero allí estabas tú, y estaba yo. Fuera llovía, de hecho teníamos el pelo empapado y las manos congeladas. Había unos cinco centímetros entre tu boca y la mía, entre tu nariz y mi nariz, entre tu cuerpo y mi cuerpo, pero fueron los cinco centímetros más largos de mi vida. Y no pasó nada, absolutamente nada. Aseguramos que sería el fin... en cambio esto nunca acaba. Me dijiste que habías aprendido tanto conmigo, y yo no aprendí nada.
Y así.
Me hice vegeteriana el verano pasado.
Digamos que me apasionan los domingos y jugar al tres en rayas. Digamos también que las fresas solo son fresas en forma de batido. Y digamos que las buenas fiestas solo son aquellas en las que te mueres por volver a casa.
Habrás pensado que estoy loca, y habrás jurado no volverme a hablar... pero ten por claro que lo que digo no siempre va a ser verdad.
Habrás pensado que estoy loca, y habrás jurado no volverme a hablar... pero ten por claro que lo que digo no siempre va a ser verdad.
martes, 11 de febrero de 2014
No uno, sino cincuenta suspiros.
Sueltas un te quiero al aire, como el que suelta un suspiro, como aquel que dejó caer un avión de papel. Y sonríes. Sonrío yo también, ¿qué otra cosa puedo hacer? Me lo estoy creyendo, me lo creí desde antes de haberte conocido. Es como si ya te conociera siempre. Mientras, sé tan poquito de ti. Me basta con saber que mides cada paso cuando andas, que no tienes nada planeado pero todo te sale tan bien, porque le pones ganas. Y al final no importa lo mucho que me llames, solo las caricias a la espalda. Y esas miradas en las que me pierdo y me cuesta encontrarme. Una ráfaga de viento en mi pelo... y te quedas como embobado, como ausente. Como un niño al que le acaban de contar una mentira, y se la ha creído. ¿Seré yo tu mentira? Tal vez sea tu verdad. ¿Y qué haremos cuando nos perdamos? Tal vez encontrarnos... o tal vez seguiremos buscando siempre.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)