Vuelve, vuelve tarde pero vuelve, vuelve a mí si te pierdes.

martes, 10 de noviembre de 2015

Es curioso lo vulnerable que es todo, todo lo que tienes, todo lo que haces, todo lo que amas, lo puedes perder, de hecho, estás a punto de hacerlo. Todo lo que taanto trabajo te ha costado, está al borde del abismo, al borde de volverse cenizas. Las flores se marchitan, los sueños se rompen, los trabajos se pierden y dejamos ir a personas que tenían que haberse quedado para siempre. Quizá sea mejor así, quizá todo pase por alguna razón o simplemente sea mala suerte, mala costumbre o un mal cuidado lo que ha echado todo a perder.
Lo dulce de la vida es poder tenerlo todo, ganar una lucha que en ocasiones te había vencido, encontrar el lado bueno de las cosas, el lado positivo, el lado que nos hace sonreír. Pero a veces tanto dulce se hace amargo, porque e imposible apreciar lo que tienes si nunca pierdes nada. El ser humano es egoísta por naturaleza y la idea que tiene de perfección lo acaba aburriendo y haciéndose monótona. Tiene que llover para apreciar la luz del sol.
Por eso, al final las personas cambian, aunque su esencia de vida siga siendo la misma, su carácter, su color favorito o la comida que detesta, hay cambios minúsculos que hacen que las cosas vayan a mejor. De una ruptura, por ejemplo, mientras en principio te había parecido que has estado perdiendo el tiempo, un día te das cuenta de que has aprendido a escuchar música dándole el valor que realmente tiene y dejarte llevar por ella, ahí es cuando realmente la disfrutas. De un despido quizá aprendas que esa forma de vida no era para ti, y de un suspenso que la carrera que estás haciendo realmente no va con tu personalidad porque por mucho que lo niegues eres quien eres, no quien intentas ser. Al final nunca somos lo que pensamos que debemos ser, sino lo que hacemos a la hora de dar la cara, de la verdad.
Un día lo tienes todo y al día siguiente solo quedan experiencias, disfrútalas, vívelas, siéntelas, compártelas, conócete a ti mismo, cierra puertas, abre ventanas... todo es cuestión de dar y saber recibir, quedarte con lo bueno y desechar lo que no te vale, puede que de esta forma consigas ser quien eres y quien quieres ser.
Juégate la vida, aunque solo sea una.

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