Yo, como todos creo, solía pensar que ya había tenido suficiente, que no quería más sobresaltos ni vivencias extrañas, que no quería mas besos ni quería mas caricias, ni mas amigos, ni mas mascotas de las que encariñarme. Pensaba que ya había vivido tantas cosas que no necesitaba en mi vida más que una rutina tranquila y algo de calma con cada café de la mañana para volver a hacer lo que ya había hecho durante años, lo que tenía por seguro. Pero un día me desperté y me di cuenta de que la vida no era eso, la vida no es dejar de caminar para no perderse, la vida no es dejar de hablar para no equivocarse, la vida no es dejar de hacer para no arrepentirse, la vida no es dejar de querer, de soñar, de amar... por miedo a salir herido.
Todo ese supuesto fracaso que cometemos al hacer las cosas "mal" no es lo peor, porque lo peor es sobrevivir y no estar viviendo.
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