¿Qué sería de mi vida si fuera a tu lado? (II)
La mirada que desprendían tus ojos estaba llena de rabia y dolor, ahora entiendo que te costara decir cualquier cosa, entre dientes empezaron a salir palabras de tu boca:
- El desayuno de ayer me dejó preocupado, no articulaste palabra en toda la mañana, ni por asomo apareció tu típico mal humor, ni tu sonrisa al dar el primer sorbo al café ardiente. Habías dormido en el sofá, y pude llegar a entenderlo, no me diste los buenos días, lo cual también comprendo, pero tampoco comentaste las injusticias del mundo que veíamos en las noticias, lo cual no me dejó indiferente; tú siempre tienes algo que decir... y yo solo escuché el silencio y el murmuro de la calle tras la ventana de nuestro apartamento.
- No tengo fuerzas para permitirte ocuparte de mí, como otras veces habías hecho. Necesito un espacio que me deje completamente sola. ¿Te han hablado alguna vez de la "zona de comfort"? Es una zona en la que estamos cómodos y a la que estamos acostumbrados, es esa zona que conocemos y de la cual no queremos salir. Yo no quiero salir de la mía, y la mía soy yo misma, yo sola. Yo, yo, yo... lo egoísta para mi mente es lo más fácil, lo más seguro. A ratos no soporto mi soledad, pero generalmente es donde, por más tiempo, me siento bien. Es evidente que mi compañía solo es buena para quien no decida entrometerse, y todos lo hacen.
- ¿Qué puedo hacer?
- Perderme para tenerme y olvidarme para recuperarme. Aunque nunca funciona. No es demasiado sano. Aún nunca ha funcionado.
Saliste de aquella cocina con la mente ausente, no pude intuir lo que estabas pensando ni por un segundo... pero me daba igual. Hice mi vida aquella mañana, como si no hubieras existido jamás.
Vuelve, vuelve tarde pero vuelve, vuelve a mí si te pierdes.
jueves, 6 de febrero de 2014
miércoles, 5 de febrero de 2014
¿Qué sería de mi vida si fuera a tu lado?
Caminas lento, arrastrando los pies por los pasillos de casa. De esta casa que me resulta algo más que familiar. A ratos te dejas caer en alguna de sus paredes y vuelves la mirada hacia mí, una mirada dulce y preocupada, o tan solo preocupada. Y sigues hasta llegar hasta el final del pasillo para meterte en la cama. En nuestra cama, que esta vez es mucho más tuya que mía, porque huí de ti, así mismo huí también de ella.
Y cierras la puerta, me dejas fuera de todo ese mundo que habíamos planeado juntos, pero no porque quieras hacerlo así, más bien porque yo lo he querido alejándome cada vez más. Y me prometiste que me dejarías volver, porque hay que dejar volver a las almas perdidas, pero el problema es que yo no quiero volver al mismo maldito punto en el que nos quedamos...
Dime tú ahora: ¿Qué hago yo sin ti? PERO, ¿Qué coño hago yo contigo?
Esta vez, un beso no arregla los problemas del alma.
Caminas lento, arrastrando los pies por los pasillos de casa. De esta casa que me resulta algo más que familiar. A ratos te dejas caer en alguna de sus paredes y vuelves la mirada hacia mí, una mirada dulce y preocupada, o tan solo preocupada. Y sigues hasta llegar hasta el final del pasillo para meterte en la cama. En nuestra cama, que esta vez es mucho más tuya que mía, porque huí de ti, así mismo huí también de ella.
Y cierras la puerta, me dejas fuera de todo ese mundo que habíamos planeado juntos, pero no porque quieras hacerlo así, más bien porque yo lo he querido alejándome cada vez más. Y me prometiste que me dejarías volver, porque hay que dejar volver a las almas perdidas, pero el problema es que yo no quiero volver al mismo maldito punto en el que nos quedamos...
Dime tú ahora: ¿Qué hago yo sin ti? PERO, ¿Qué coño hago yo contigo?
Esta vez, un beso no arregla los problemas del alma.
lunes, 3 de febrero de 2014
El punto sobre la i.
Me he cambiado de zapatos, porque estoy harta ya de caminar. Me he calzado un par de huevos para poder sobrellevar mejor esta vida que me pesa pero me alegra tanto, esta misma vida que es larga pero corta, que es dulce pero amarga... que es tan mía, que a veces dudo si soy yo la que la tiene o es ella quien me tiene a mi. No consigo conciliar el sueño por las noches, porque se me hacen cortas, porque siento que pierdo tanto tiempo mientras duermo. Recuerdo que hace dos años pensaba que si dormir me hacía feliz, no importaba cuanto tiempo perdiera haciéndolo, porque era eso lo que quería hacer. Pero en cambio ahora... ahora me parece que cada minuto se va volando, porque volando es como estoy viviendo, lo surrealista que me está resultando esta época no es ni medio normal.
A veces hablo demasiado porque pierdo el sentido de cualquier razón, otras veces solo callo... porque no sé ya ni que decir a tanta hipocresía que tengo delante. A tanto talento perdido y a tanto sueño roto. ¿Por qué nos tocará vivir ahora cuando todo está tan mal, tan feo, tan difícil y tan obsoleto y vacío de sentimiento?
Hemos perdido la ilusión. Cada palabra lleva odio incrustado. Pero cada letra, en cambio, es puro amor. Porque son las letras las que dan la forma a lo que queramos transmitir. La melodía de los libros, son las letras. Y podemos componerlas como más nos guste... formando cualquier cosa.
A veces hablo demasiado porque pierdo el sentido de cualquier razón, otras veces solo callo... porque no sé ya ni que decir a tanta hipocresía que tengo delante. A tanto talento perdido y a tanto sueño roto. ¿Por qué nos tocará vivir ahora cuando todo está tan mal, tan feo, tan difícil y tan obsoleto y vacío de sentimiento?
Hemos perdido la ilusión. Cada palabra lleva odio incrustado. Pero cada letra, en cambio, es puro amor. Porque son las letras las que dan la forma a lo que queramos transmitir. La melodía de los libros, son las letras. Y podemos componerlas como más nos guste... formando cualquier cosa.
viernes, 17 de enero de 2014
Vayamos a reírnos a cualquier parte, y a llorar también.
He soñado con tu piel y con tu aliento
con tus aires y con tu sed,
con el desafío en tus ojos
como en pocos ojos pude ver.
Que he soñado con la rosa blanca
cuando me la diste tú, antes de ayer.
He soñado con tu cuerpo y con tus sueños
con tus dudas, con las mías.
Con la dorada miel.
Miel que dejaste en mis labios,
y sigue siendo tan dulce...
como amarga, como ansiosa,
como tantas ganas las que te tengo
tantas ganas de llorarte y de reírte,
de sentirte y de pensarte...
...de amarte. Hoy... y ayer.
con tus aires y con tu sed,
con el desafío en tus ojos
como en pocos ojos pude ver.
Que he soñado con la rosa blanca
cuando me la diste tú, antes de ayer.
He soñado con tu cuerpo y con tus sueños
con tus dudas, con las mías.
Con la dorada miel.
Miel que dejaste en mis labios,
y sigue siendo tan dulce...
como amarga, como ansiosa,
como tantas ganas las que te tengo
tantas ganas de llorarte y de reírte,
de sentirte y de pensarte...
...de amarte. Hoy... y ayer.
miércoles, 8 de enero de 2014
Te sientas en un lugar apartado de gente común, de gente corriente y te das cuenta de que no a todo el mundo le gusta un bolso de Loewe, saliendo del mundo en el que sueles moverte te encuentras perdida entre tantas opiniones diferentes, tantos gestos de gratitud y respeto te imponen nada más llegar. Es increíble como los sueños de otros difieren de los tuyos, no todo el mundo aspira a lo mismo. Y me animo a volver a escribir sobre lo escrito, a hablar de nuevo de algo sobre lo que ya ha quedado todo dicho. Y tan poco consuelo para tanto llanto en un lugar de locos, en un lugar donde miro por lo mío y tú por lo tuyo pero de nuevo me sorprende tu calidad de sentimientos, o mejor dicho, su cantidad. La cualidad de estar siempre pendiente es algo que me cuesta aún asumir. Acostumbrada a la independencia, a la soledad en la continua carrera de vivir más rápido, para no pensar. Me cuesta asumir eso que esperas que ya tenga más que asimilado. Esa continua espera de algo inesperado, de un cuento, de una historia real. Aunque parezca mentira no es la.primera vez que la realidad supera lo imaginario.
Era muy surrealista pensar que... en cambio, hoy es tan natural. ¿Cómo afrontar la realidad que no deja de lado casi nada? La felicidad cuando llega de golpe también pesa, como pesan los años, como pesan los sueños que tratamos de cumplir y fracasamos, como pesan las lágrimas de una madre desesperada, las de una chica enamorada, las de los sueños rotos y los sueños cumplidos, porque la risa también pesa. Y a mí me pesan los daños mucho más que los propios años, y estoy perdida. Muy perdida. Mucho más perdida de lo que esperaba.
Era muy surrealista pensar que... en cambio, hoy es tan natural. ¿Cómo afrontar la realidad que no deja de lado casi nada? La felicidad cuando llega de golpe también pesa, como pesan los años, como pesan los sueños que tratamos de cumplir y fracasamos, como pesan las lágrimas de una madre desesperada, las de una chica enamorada, las de los sueños rotos y los sueños cumplidos, porque la risa también pesa. Y a mí me pesan los daños mucho más que los propios años, y estoy perdida. Muy perdida. Mucho más perdida de lo que esperaba.
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