Vuelve, vuelve tarde pero vuelve, vuelve a mí si te pierdes.

domingo, 28 de agosto de 2016

De qué tenemos miedo. Una duda en cuatro palabras.

De qué tenemos miedo. Una duda en cuatro palabras, muy parecida a: voy a quererte siempre. A veces son preguntas sin respuesta, pero sin ser retóricas, y, a veces, son simples afirmaciones que necesitamos superar para poder seguir adelante.
Cuántas veces te has preguntado si de nuevo te estás equivocando y cuántas más has seguido adelante, si de verdad estuvieras dudando, no lo harías. Siempre buscamos lo conocido, un sustituto al mejor amigo, un novio con el que hacer las mismas cosas, una casa donde entre la misma luz por la mañana, una costumbre. Nos acostumbramos a hacer las cosas de ciertas maneras y empezamos a pensar que son esas las maneras en las que queremos hacerlas. Somos esclavos de lo que decimos, pero incluso lo somos mas de lo que hacemos. El cuerpo te pide un café antes de abrir el segundo ojo y la alarma suena todos los días a la misma hora. ¿Rutina positiva? Sigamos engañándonos. ¿Por qué quitarnos la venda si somos tan felices? ¿O no lo somos?
Levántate y pregúntate si estas pisando el suelo que te gustaría pisar, si ese uniforme que llevas a diario es con lo que te gustaría morir cuando un día mueras, pregúntate si la persona con la que te despiertas, o desayunas o ves una película, es la persona con la que te gustaría hacerlo el resto de su vida o no, y dile la verdad, sincérate con quien tienes delante y contigo mismo. Cuando consigas hacer eso decide si quieres seguir viviendo cómoda o no tan cómodamente en la vida que tienes ahora, con las personas que te rodean, con tus vecinos, con lo que encuentras cada noche si miras por la ventana y si no es así abre la puerta y vete. Levanta el culo a las 6:00am si hace falta y vuelve a acostarlo a las 23:00pm sabiendo que has hecho todo lo posible por levantarte feliz y hacer lo que te gusta, con quien te gusta, como te gusta. Deberás de asumir que estás cansado, cada día más cansado, pero feliz. Cuando uno está feliz y contento con lo que hace el cuerpo lo sabe, los demás son más felices e incluso la comida sale más rica.
Pero no olvides lo más importante, cada día es una nueva ocasión para ser feliz, cada minuto lo es, y si desperdicias el regalo que te hace todos los días el sol al salir, no estás viviendo, estás sobreviviendo, y eso... eso no hace sonreír a nadie más. ¿Hay, a caso, algo más bonito que ver sonreír a quien más quieres por verte sonriendo?
Si lo hay... que baje Dios y me lo diga.

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